Porque lo público es diverso, como lo es la ciudadanía

La protección de la infancia es nuestro problema

contraluz de dos niños corriendo sobre unas rocas

Nuestro futuro como sociedad depende en gran medida del nivel de bienestar y oportunidades que somos capaces de ofrecer a la infancia. Las condiciones de vida de niñas, niños y jóvenes son un reflejo de la capacidad de justicia redistributiva que conseguimos construir como sociedad.

Partimos de estas afirmaciones para hablar de la realidad de las niñas y niños refugiados y migrantes que viajan solos. En los últimos años en los medios de comunicación, por parte de ciertos partidos políticos o en declaraciones de representantes públicos incluso de tribunales, se han vertido bulos que presentan a niñas, niños y jóvenes como un “problema social” de modo que se distorsiona, injuria o menosprecia la realidad de éstos.

Para combatir los bulos creemos que lo mejor es facilitar información veraz y de calidad. Las investigaciones oficiales contradicen que las y los menores extranjeros no acompañados supongan un «problema social». De hecho las personas expertas en esta materia sitúan el problema en la política de acogida que España proporciona a la infancia que migra sola y consideran imprescindible la reforma del reglamento de extranjería, entre otras medidas a adoptar.

Vamos con algunos datos que nos dan pautas para reflexionar sobre la realidad de las y los niños y jóvenes migrantes: según los últimos datos oficiales, la Comunidad de Madrid tiene a 269 menores migrantes tutelados en su red de protección de la infancia. La región no forma parte de las cinco autonomías con mayor número de niños migrantes tutelados. Además, en ningún barómetro aparece la inmigración como una de las principales preocupaciones de la ciudadanía. Según el barómetro de junio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el principal problema es el paro (19%), la pandemia (17%), la crisis económica (13,1%), los problemas políticos en general (7,8), el mal comportamiento de los políticos (7,3%), la falta de acuerdos políticos (5,2%). Sólo alrededor del 1% de las y los encuestados ven la inmigración como el principal problema de España. Asimismo, la revisión de la Memoria de la Fiscalía General del Estado nos permite afirmar que tampoco existe ningún dato que correlacione la llegada de menores extranjeros con un aumento de la delincuencia.

Es importante que estos datos e informaciones sean conocidos por la sociedad en general con el fin de eliminar bulos e ideas estereotipadas, al mismo tiempo que es fundamental tener una visión global de la realidad de los menores refugiados y migrantes, las motivaciones que hay tras sus viajes y los riesgos que afrontan en el camino. Un conocimiento que nos haga conscientes de que la necesidad en relación a las y los menores que migran se encuentra en garantizar un sistema de protección global que mantenga a niñas y niños seguros frente a la explotación, los abusos y la muerte.

A nivel europeo se han publicado varias investigaciones sobre la protección de las y los menores migrantes donde se han señalado una serie de ámbitos prioritarios en los que los Estados miembros, respaldados por la propia Comisión y las Agencias de la UE, deben centrarse para mejorar la protección de las niñas y niños migrantes y asegurar una conexión más estrecha entre los servicios de asilo y los de protección de la infancia. Entre las medidas, se propone como ámbitos prioritarios de actuación:

  • Rápida identificación y protección a la llegada: deberá contarse con la presencia de un responsable de protección de menores desde los primeros momentos de la fase de registro y en todas las instalaciones de acogida que alberguen a menores, y designarse agentes de protección de menores en cada punto crítico.
  • Condiciones adecuadas de acogida de menores: todos ellos han de tener acceso a asistencia jurídica y sanitaria, apoyo psicosocial y educación sin dilación y con independencia de su estatuto. Deberá ofrecerse a las y los menores no acompañados la posibilidad de ser colocados en hogares o familias de acogida. Hay que hacer todo lo posible para ofrecer soluciones alternativas al internamiento administrativo.
  • Determinación rápida del estatuto y sistemas de tutela efectiva: Es preciso reforzar el papel de los tutores de los menores no acompañados. Se creará una red tutelar europea que intercambie las mejores prácticas. La OEAA actualizará sus directrices en breve con el fin de fomentar la aplicación, por todos los Estados miembros, de procedimientos fiables de determinación de la edad. Deberán concertarse asimismo los esfuerzos para acelerar la localización de los familiares y los procedimientos de reunificación familiar.
  • Soluciones duraderas y medidas de integración precoz: se insta a los Estados miembros a que agilicen el reasentamiento de los menores necesitados de protección y que aseguren la puesta en práctica de medidas de localización de las familias y de reintegración para aquellos niños que vayan a ser retornados.
  • Lucha contra las causas profundas y protección de los niños en las rutas migratorias externas a la UE: la UE ha intensificado su labor conjunta con los países socios para generalizar la protección infantil en los procesos migratorios a través del Marco de Asociación en materia de Migración. Es preciso redoblar los esfuerzos para ayudar a los países socios a robustecer sus sistemas nacionales de protección de menores y a impedir la trata de niños. Realizar el seguimiento de las directrices de la UE para la promoción y protección de los derechos del niño, recientemente revisadas, también en los países de origen y de tránsito.

Necesitamos mirar estratégicamente a la realidad de las y los niños y jóvenes migrantes no acompañados. Las experiencias de los primeros años de vida condicionan los niveles de bienestar que se alcanzarán en la edad adulta. Por ello, es fundamental implicarse en garantizar el acceso a derechos e iguales oportunidades y así atajar la desigualdad tanto para el presente como de cara al futuro. Por ello, debemos centrar el problema y poner el foco de los esfuerzos en garantizar un sistema de protección global que mantenga a niñas y niños seguros. Situar los problemas donde están nos ayuda también a combatir el racismo.