Porque lo público es diverso, como lo es la ciudadanía

¿Por qué es importante hablar en el momento actual de Bibliotecas Antirracistas?

Jóvenes leyendo

Puede parecer inoportuno querer dedicar el Posiciona-T de esta semana a la importancia de impulsar bibliotecas antirracistas. Carente de interés, teniendo en cuenta la crisis humanitaria que se vive en la frontera hispano marroquí. A muchas personas les surgirán preguntas tipo: ¿por qué y para qué es importante hablar sobre bibliotecas antirracistas ahora? ¿Qué sentido o qué relación guarda con lo sucedido en Ceuta?

Para comenzar a dar respuestas, debemos hacer memoria y tener presentes declaraciones alarmistas de representantes públicos difundidas por los medios de comunicación en la última semana, que presentan a las personas migrantes como una amenaza a la seguridad. Dichas afirmaciones, siendo falsas, tienen la capacidad de crear imaginario en nuestra sociedad y facilitan el desarrollo de discursos de odio y actos de discriminación.

Invertimos muchos esfuerzos en reflexionar sobre la prevención de los discursos de odio y sabemos que debe de ser tan global, completa y compleja como las causas que los han hecho progresar. A la hora de pensar estrategias para este objetivo sabemos que una clara línea de trabajo es facilitar información, formación y educación que faciliten el desarrollo de la empatía, el reconocimiento de la diversidad y el sentido crítico que enseñe a contrastar datos e informaciones para aprender a separar el trigo de la paja. Para todas estas cuestiones nos urge plantear la necesidad de acceder a conocimientos comprometidos con el ejercicio efectivo de los derechos humanos. De ahí nuestro compromiso con impulsar bibliotecas antirracistas que faciliten el acceso a dichos contenidos.

“El conocimiento es poder. La información es liberadora. La educación
es la premisa del progreso, en cada sociedad, en cada familia”.
Kofi Annan

La información representa poder para reconocer pasados y construir identidades, para entender el presente, para solucionar problemas, para generar bienestar y desarrollo; el poder para diseñar caminos de crecimiento y progreso, para imaginar el futuro. Es la base de la educación, el conocimiento y la formación, y forma a su vez los cimientos de la igualdad, la libertad, la solidaridad, en definitiva de la democracia.

Los libros nos ayudan a ampliar nuestra mirada, a liberar nuestras mentes o a pintar imágenes de otros mundos. La lectura, la educación, la alfabetización, la información y la formación son llaves para el progreso y el desarrollo.

En el acceso a información y libros en igualdad de oportunidades para todas las personas, las bibliotecas han jugado un papel clave. En el camino a recorrer para alcanzar una distribución más justa de la riqueza y del bienestar para todas las personas las bibliotecas han sido históricas gestoras de esa fuerza transformadora y revitalizadora, proporcionando un servicio de mediación entre la comunidad y su saber.

El rol de las bibliotecas en el seno de la sociedad es de una importancia enorme en el desarrollo social. Una sociedad justa es aquella en la que todas las personas poseen las mismas oportunidades para desarrollarse socialmente y para alcanzar el bienestar. Y al hablar de “bienestar”, no hacemos referencia únicamente al ámbito económico, sino también al intelectual, el espiritual y el afectivo. Las bibliotecas pueden garantizar libertades y derechos humanos tan básicos como la educación, la información, la libre expresión, la identidad y el trabajo.

En ellas podemos aprender a escribir nuestros recuerdos, nuestra historia y nuestra memoria. A través de los libros de nuestras bibliotecas podemos viajar por el patrimonio heredado, conocer a quienes construyeron y caminaron por nuestras calles y hacernos conscientes de que la diversidad cultural y la movilidad humana no son fenómenos modernos sino características inherentes a la sociedad.

Con los libros podemos comprender cuales son las causas y contribuciones de las migraciones y quienes hemos sido sus protagonistas a lo largo del tiempo. Podemos aprender a reconocer que migrar es un derecho humano y que como tal no debemos criminalizar a quien migra sino que, además de comprender y trabajar sobre las causas, debemos exigir vías seguras que no pongan en peligro a las personas. A través de la información presente en las bibliotecas podemos aprender a reivindicar recursos para garantizar los cauces que permitan a las personas realizar los tránsitos de forma regularizada.

También en las bibliotecas aprendemos a leer: por ejemplo las leyes que nos protegen, como el Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH) y la Carta de Derechos Fundamentales de la UE donde se exige que la protección de las fronteras de un estado sea de una forma compatible con los derechos humanos y por ello se prohíben las expulsiones colectivas.

Porque debemos aprender que las personas cuando transitamos fronteras debemos ser tratadas como lo que somos: personas con derechos, con dignidad y humanidad. Tenemos un nombre, una edad, una vida con deseos y experiencias que merecen todo el respeto. Y también tenemos derecho a un proceso con garantías que permita identificar de manera individualizada si necesitamos de protección internacional, entre otras.

En ese sentido es fundamental acceder a un a conocimiento que nos permita exigir derechos, conocer por ejemplo el Estatuto de los Refugiados, cuyo artículo 33 recoge el principio de no devolución, por el que ningún Estado puede expulsar o devolver a una persona a un país donde su vida e integridad física corra peligro. De tal manera que con esos conocimientos, podamos demandar procedimientos justos e individuales que posibiliten la identificación de las personas necesitadas de protección internacional y el acceso a las mismas al procedimiento de asilo.

“La información te ayuda a ver que no estás solo. Por eso la biblioteca
te ayuda a ver no solamente que no estás solo, sino que tu situación no es muy distinta a la del resto.
Maya Angelou

Al impulsar bibliotecas podemos luchar contra el racismo y la discriminación, podemos enseñar respeto y derechos, podemos facilitar las herramientas que hagan de nuestra sociedad una sociedad intercultural.

Para construir una sociedad que reconoce la diversidad cultural de su pasado y presente, que da voz a las y los que han sido mantenidos en silencio, que crea referentes en sus libros de texto, que explica y comprende las causas de las migraciones e impulsa políticas sociales justas basadas en el compromiso con los derechos humanos, se necesita de bibliotecas antirracistas.

Y tal vez la pasada semana viendo la crisis humanitaria que se vive en Ceuta y cuáles fueron las respuestas, fuimos más conscientes de la ausencia de bibliotecas antirracista hasta el momento, tal vez sea muy inocente pensarlo, pero también la pasada semana, vimos que urge impulsarlas.